La biblia judía de A Coruña, conocida como La Biblia Kennicott, es el manuscrito de tema religioso más importante legado de la Edad Media gallega, una obra maestra de las biblias hebreas medievales, que en la actualidad se encuentra en la Biblioteca Bodleian de la Universidad de Oxford. Contiene 922 páginas en hebreo, 238 fantásticamente iluminadas, los cinco libros de la Torá, los libros de Profetas y Hagiógrafos, y un tratado gramatical copiado de una Biblia anterior que sirvió de modelo, conocida como “Biblia de Cervera”, realizada en el año 1300 y conservada en la Biblioteca Nacional de Lisboa. Para el judaísmo, religión del libro, nada es más importante que la Biblia, que significa “libros” en griego. Estos “libros” de la ley vieja son compartidos de alguna manera entre cristianos y judíos, pues constituyen el Antiguo Testamento.
Un joven y rico judío coruñés admiraba la manustrita “Biblia Cervera”, propiedad de la familia coruñesa Mordechai, por lo que contrató a un consumado calígrafo para que le hiciese una copia, que finalizó su trabajo el 24 de Junio de 1476, agradeciendo en el colofón de la nueva Biblia al “admirable joven Isaac, hijo del difunto, honorable y querido Don Salomón de Braga”. El escritor de esta monumental obra se llama Moisés Ibn Zabarah. Dijeron de él los contemporáneos: “un grande calígrafo, su nombre es grande en Israel, elsanto Rabí…; este manuscrito suyo… no fue realizado por un hombre, si no por un Ángel de Dios, un perfecto sabio, piadoso y santo…”.
Vivió Moisés, con su familia y en A Coruña, por cuenta de su patrón, diez largos meses escribiendo dos folios diarios, en letra cursiva cuadrada sefardí, con tinta castaña, a dos columnas y en unas páginas de 300 por 235 milímetros.
Moisés contrató para ilustrar los márgenes, espacio entre las columnas y las letras capitulares, así como para intercalar páginas maravillosamente dibujadas, a un artista iluminador de manuscritos que dejó su propia firma, “Yo, Joseph Ibn Hayyim, iluminé y completé este libro”, con unas enormes letras que llenan toda una página y representan figuras de hombres y mujeres sin ropa, animales, seres fabulosos… A veces Joseph pinta el acontecimiento bíblico que se relata en esa página, en otras ocasiones dibuja a los judíos con el típico gorro, parecido a una boina paisana.
La comparación entre el calígrafo y el iluminador fue total, los dos exhiben nombres bíblicos, como era habitual entre los judíos medievales, lo que les lleva a un mutuo reconocimiento. Moisés procura destacar los hechos que conciernen a Xosé, hijo de Jacob, y, por el otro lado, Joseph decora con especial énfasis el Salmo 90, la oración de Moisés. Resulta al fin y al cabo una obra hermosa. Por ejemplo, las pinturas del Rey David sentado en su trono. Jonás devorado por el pez o el astrólogo Balaam consultando el astrolabio. Debemos destacar que algunas de las páginas están totalmente ilustradas.
Damos por seguro que la Biblia coruñesa partió de Galicia después de 1492. Puede que se la llevase consigo Isaac, que abandonó clandestinamente A Coruña, hacia África, en 1493. O puede que no, ya que el nombre del patriarca Isaac era por aquel entonces un nombre muy común, y no se puede descartar que hubiese más de uno en Coruña, a pesar de que al dueño de esta Biblia excepcional se le considerara único y ordenara hacer una caja con una llave para su transporte, donde grabó en hebreo una sola palabra: “Isaac”.
No sabemos el itinerario de la Biblia de A Coruña en la diáspora sefardí hasta el año 1771, año en el que fue comprada en Inglaterra por el hebreísta, bibliotecario, y párroco de Oxford, Benjamin Kennicott, que le dio su nombre, a pesar de que a muchos les gustaría que recuperase su nombre original, y fuese conocida en el futuro como la Biblia de Isaac, hijo de Salomón, Moisés Ibn Zabarah e Joseph Ibn Hayyim, Biblia de A Coruña o Biblia de Galicia. Es por eso, que para recuperar nuestra historia, se lo contamos a través de este documento, para que ustedes se lo cuenten a sus hijos y a sus nietos, tal y como quería Moisés, nuestro artista calígrafo.
La Biblia Kennicott, una reliquia aún por descubrir
Fuente Fotográfica: Pixabay. Nick115
Enlace de interés:
Conjunto histórico artístico de Ribadavia